Lo que hace tres décadas comenzó como una inquietud comercial de los hermanos López Cortés, producto del gusto que mostraban sus amigos por las pastas que ellos preparaban en su casa, se ha convertido con el paso de los años en un sitio obligado para quienes desean degustar una buena lasagna, raviolis, tallarines o espaguetis con la mejor sazón italiana.

Para ellos, el comienzo fue duro porque la tradición culinaria de la región se basa en la carne, pollo y además, en la ciudad no existía cultura para comer pastas.

Poco a poco con base en la calidad de los platos, el ambiente de tertulia que impuso y los clientes fieles que se lograron, fue ganando espacio en la ciudad. Aparte de ofrecer como especialidad la comida italiana, genera un espacio para escuchar música en vivo y disfrutar de una charla acompañada de un exquisito vino.

"Quisimos contribuir con la ciudad para que contara con un sitio en el que sus habitantes y visitantes pudieran disfrutar de la comida italiana y creemos que eso se ha dado en esta tierra"

Gracias a las enseñanzas que su abuela italiana, María Bruschi Cera les dejó y a la tradición familiar que cultivaron, hoy tienen su propia industria para elaborar las pastas bajo las técnicas propias del país europeo. Llano 7días.